martes, 2 de noviembre de 2010

Tata

Retrocedo el tiempo en mi mente y lo primero que se me cruza es tu sonrisa,
tu mirada pura y sincera, pícara e infantil.

En tan poco tiempo me has enseñado mucho, incluso sobre la Muerte misma...
¿qué más hubiera aprendido de vos?
ya no vale la pena construir esas ideas en base a algo que nunca podrá ser.

Es entonces, que en un intento desesperado, rescato lo que sí me diste,
el de brindar amor y confianza,
el de aprender de la Naturaleza,
el de reirse de uno mismo,
la sinceridad con uno mismo,
el respeto a los demás.

Nos une una sangre mortal,
nos une un Amor eterno.

Comprendí, después de mucho tiempo de sufrir tu ausencia,
que el mayor logro en tu vida fue que convertiste nuestra vida en algo especial,
nos hiciste sentir así.
Sin haber plantado un árbol, sin haber alcanzado a tener un hijo, sin haber podido escribir un libro pudiste transcender en la Vida.
Tus enseñanzas quedaron selladas en cada espíritu que tocaste.
Ése es tu mejor legado en mí.

Tu figura inmortalizada en pequeños trozos de papel me ayudan a reconstruirte para poder reconstruirme ante cada golpe que las circunstancias de la vida da;
para reír, llorar, gritar,
para recordar que este Camino es todo esto y mucho más:
sentir,
pensar,
vivir,
crecer,
evolucionar...



Cantando contigo, hermano



Lorena
···

No hay comentarios: