martes, 24 de julio de 2012

- ¡Ahí está Nemo!- exclamó en un tono infantil.
- Sí, así parece.
Inmediatamente se acercó sin importarle que a Martín no le interesaba mirar un acuario. En un abrir y cerrar de ojos, ella se zambulló para bucear entre la docena de peces que allí danzaban. Ellos al principio se asustaron de la extraña visita, luego continuaron con sus movimientos artísticos como si nada. Volvió a cerrar los ojos y de poquito un eco comenzó a susurrarle al oído una dulce melodía oriental, que se estaba orquestando en ese momento.Su alma ya estaba hipnotizada... Cada vibración musical abrazaba su cuerpo de a poquito y suave, llevándola a un éxtasis jamás percibido.
Abrió mínimamente los ojos, tan solo por reflejo. Líneas ondeantes de color verde azulado acariciaban sus pestañas. Para ella fueron besos. Su respiración fue profunda, sus burbujas bailaban al compás de aquellas ondas. Se entregó completamente. Miró a cada habitante de ese pequeño acuario. Se dijo -éste es mi lugar.
Un sombra, al principio difusa, se acercaba. No sentía temor. Su paz era incomensurable.
Pero esa sombra lanzó un silencio que la abrumó. La luz desapareció de repente. Fue en ese instante que Martín le dijo -ya está, vámonos, están cerrando el local.
Los peces siguieron nadando pero en una oscuridad grisácea. Ella los despidió con un hasta pronto.
Martín y Ludmila volvían a su casa, ella recordaba lo vivido en su mente; él se resignaba, su padre ya no sabía qué hacer con la mente de su ahijada. La familia la catalogaban de una soñadora incurable. Pero él sabía que esa era su realidad y que gracias a eso, estaba salvada.

lunes, 23 de julio de 2012

Olvidos

Pato se olvidó de saludar a su amigo. Gabriel, de su cita con Delia. Inés, con su vecina. Cristian no olvida del biscochuelo que le debe Lore por una apuesta de hace tres años. Marta se olvidó de anotarse en la facultad. Silvio recordó, tarde, de ir a comprarle alimento balanceado a Baco, su perro, con el pequeño detalle que éso es lo único que come. Marian se olvidó de comprar forro... y ya comenzó el turno. Edgardo olvidó que hoy es el aniversario de bodas, Julia lo espera con un disfraz de conejita. Josefina recuerda bien el cumpleaños de su hija, en cambio su hija no recuerda la de su madre. Benjamín repasa todas las tardes el teléfono de Cata en su celular. Tamara dejó olvidado su amado Anj en la mesita del gimnasio, cuando volvió a la clase siguiente para ver si alguien lo había encontrado, su desilusión se hizo más profunda... Abel no recuerda que le haya pedido plata a Ariel, su compañero. Ariel, resignado, no olvidará nunca de esta experiencia. Soledad volvió a su casa, dejó las cosas que compró en el hipermercado y al empezar a acomodar recordó que dejó a Sebastián en el patio de juegos. Él en cambio ni se dió cuenta, sigue perdido en los juegos. Evo recuerda que en su escritorio está el pasaporte, eso intenta decírselo a los policías que a gritos y empujones le piden la documentación. Un tipo se hace el olvidadizo para pagarle a Isabel lo que le corresponde. Un empleado del juzgado deja olvidado un expediente en una plaza. Lucre se lamenta de no haber llevado su cámara de fotos para impregnar en píxeles lo que está viendo y viviendo en la fiesta del bombo en Santiago del Estero. Lorena tiene presente de esa deuda que tiene con Cristian. Yanina rememora su álbum de fotos de la secundaria, mientras Ludmila, a los llantos, le reclama la hora de la teta. Estefi repasa el listado de los voluntarios presentes y la tarea que emplearon en el día de hoy. Pablo reclama su película "Naranja mecánica" que prestó hace un largo tiempo.

Si todos tuviéramos una memoria excelente, no habría necesidad de pastillas para la memoria, anotadores, agendas, archivos ni reclamos, tal vez el mundo sería distinto... quién sabe.

pd: ah! me olvidé de mandar ese mensaje... perdón

martes, 10 de julio de 2012

surreal XII

Cuando ya me estaba por declarar incompetente, una puerta se abrió ante mi sorpresa, detrás estaban ellos, con sus sonrisas y miradas brillantes que me invitaban a entrar.
Hacía tiempo que me estaban esperando...

Me levanté con cierta dificultad, el peso de mi cuerpo se vuelve molesto si hay que levantarlo desde el suelo.
Caminé casi llegando a la puerta pero algo me detuvo, una duda, creo, tal vez...
Dejé de mirarlos, bajé la mirada nuevamente.

- ¿Por qué?
- ¿Por qué de qué?
- ¿Por qué dudas?
- No lo sé...
- ¿Qué es lo que no sabés?
- No sé...
- Sabés que debés cruzar...
- Lo sé, lo esperé mucho tiempo... lo soñé con ansias, pero ahora... tal vez me acostumbré a estar donde estoy y no quiero dejarlo.
- Todo cambia, algo tiene que terminar para comenzar otra cosa. Esto también debe morir. Debés hacerlo o el tiempo te consumirá.

La miré, estaba feliz de verla.
- Hacía tiempo que no venías a verme...
- Acá estoy, sabés que estoy cuando lo precisás.
- Sí, pero aquella vez fue por un motivo importante... Decile que lo extraño.
Su mano acarició cálidamente mi espalda.
- Él lo sabe. Y también te extraña. Dice que te espera con una rosa china en su jardín.
Esa confirmación golpeó mi pecho y lloré... - Dile que le llevaré los claveles que tanto le gustaban
Sonrió
- ¿Me dejarás llevarlos?
Su mirada profunda como el ébano lanzó pequeñas chispas de complicidad.
- Aún falta para eso. Tenés que seguir... él también quiere que sigas, por eso me llamó, para que te dijera que debés cruzar esa puerta.
- Otra vez te volvió a molestar por mí, con todo lo que tenés que hacer...
- ¡jajaja! ya te expliqué eso, y más allá de todo lo que se crea y se dice, mi rol es motivar a disfrutar la vida. A seguir...
- ¡Entonces vení más seguido! ¡sabés que me gusta tu compañía!
- Ojalá todos sintieran lo mismo... pero sabes, tenés muchos amigos que también disfrutan de estar con vos. ¿Ves? te están esperando al otro lado...
Vuelvo la vista hacia aquella puerta, ahora percibo que de allí nace la música y la luz. Luego, intento buscarla para comentarle que... pero ella ya no está. Nuevamente estoy sola...
Pero ellos me siguen llamando. Me están esperando.
Debo cruzar.