jueves, 2 de diciembre de 2010

La peregrina y el guardián

Esa noche se hizo sentir, ni las luces podían disimular su presencia.

Ella subió a la esquina de la certeza, sus ojos le confirmaron lo que su corazón le venía susurrando: desde una ventana estaban ellos jugando abrazados y sonriendo, ella los vió tan felices... Aquella escena arrancó parte de su espíritu que se transformó en lágrimas.
Se alejó desorientada de aquel edificio.

Un bar austero la cobijó.
Allí dejó las llaves en el frasco de la esperanza,
su guardián prometió tenerlas allí por si él las reclamaba...
Y con su bolso lleno de incertidumbres inició el viaje hacia donde sus pies la guiaran.

El tiempo transcurrió como arena en sus manos, ella volvió a esa misma esquina y miró hacia aquella ventana, ya no había ninguna luz que proyectara alguna figura...
El departamento estaba en venta.
Desde su alma un cálido aliento escapó para fusionarse con el aire frío de aquel lugar.
Tan solo ella sabe qué reflexión le inspiró ese pasado y este presente. Pero en su mirada se estaba reflejando un futuro...


Caminó hacia aquel bar para volver a saborear la especialidad de la casa, la torta de arándanos con helado.
El guardián le confirmó que nadie había reclamado sus llaves.
Quién sabe qué sentimiento tocó a su corazón aquellas palabras... tan solo lo miró y sonrió cortésmente.

Ella se sentó y le pidió lo de siempre, charlaron largo rato sobre senderos, puentes y túneles que tuvieron que sortear.

En un momento ella quedó dormida sobre la barra, su viaje había sido muy agotador.
Una sombra templada eclipsó su rostro hasta tocar sus dulces y helados labios.
Era el guardián, quien se convirtió en el dueño de sus sueños y sus esperanzas.



Marez
···

2 comentarios:

DIVISIÓN ROBER dijo...

Vaya, acabo de leer tu relato y tengo una sensación extraña, como si te hubieras encontrado pedazos de libros tirados por la calle y los hubieras reconstruido.

Después de oler los aromas a viejo, te vinieron fragmentos de una obra inacabada de un escritor dormido en una mesa de un bar. Y ese escrito inacabado vino a ti que supiste atrapar al vuelo esa historia encarnada en la vida de otro.

O quizá la vida de uno mismo. Hay veces que uno no sabe muy bien si su vida le pertenece, y si realmente vivimos conscientemente.

Me recuerda a esta canción del segundos disco de Pink Floyd, que aunque al principio puede parecer un caos. La letra del final y la manera de cantar de Barrett, me ponen la piel de gallina.

And the sea isn't green
And I love the queen
And what exactly is a dream
And what exactly is a joke.

Canción: Jugband Blues - Syd Barrett

http://www.youtube.com/watch?v=KiEd3D8uGR8

Lorena Perez dijo...

Una de las cosas que me quedaron grabadas en mi cursada de análisis literario y redacción fue que Borges construía sus relatos en base a otros relatos, tomaba partes de cada uno y les daba su toque y contexto que él quería... la profesora nos marcaba que todos hacemos eso; ahora que lo pienso (recordando mi cursada en psicología, je!), las historias que tejemos son como sueños (que también se construyen por pequeñas vivencias que tuvimos durante la vida y durante el día).

En tu primer párrafo me hizo sentir como Cortázar en su Rayuela... ^_^

Leyendo y releyendo tus sensaciones, me dejaste pensando, porque pueden ser las tres, entre procesos que fui viviendo: escuchando música, leyendo libros y textos pequeños y principalmente lo que fui sintiendo durante este año.

La película a la cual me inspiré, "My blueberry nights", me impactó en algunas escenas, que las sentí muy cercanas (aunque en realidad uno percibe cuando se está predispuesto psicológicamente).

La frase de Barret que estás compartiendo (cómo me vas conociendo) es a lo que estoy reflexionando durante este tiempo que está transcurriendo desde que escribí este relato...

Muchas gracias querido Amigo!
Es un placer percibir tus interpretaciones, porque en parte me ayudan a reinterpretarme :)

Besos en cada mejilla!!!