domingo, 6 de septiembre de 2015

Llega un momento en que...
es mejor no decir más.-

Cerrar los ojos, respirar y tolerar el gorgojeo de la voz.
(el centro del silencio está en la quietud del alma)
Esa voz que apuñala el pecho, el hígado, las entrañas.
(a veces, mi intuición se confunde con mi paranoia)


Lo tóxico de su abrazo, de su roce.
(parece sincero)
para luego desnudar su indiferencia.
(asesino)


Absorbe cada átomo que me sostiene
(y quedo sin fuerzas, y confundida)


Podría escapar, liberarme de su prisión virtual, esquivar su voz, su mirada y hasta su alma. Pero comprendí que me lastima más no enfrentar su tormenta. Sé que no estoy lista para su naturaleza como tampoco estoy en paz con la mía.

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