Tropecé,
mi rodilla izquierda hizo sonar el escenario de madera... todos escucharon el eco de mi vergüenza... inmediatamente me levanté como si nada me hubiera pasado.
- ¿Estás bien? - preguntaron.
- ¡Sí, sí! - contesté mientras les repartía unos dulces.
Y sí... así soy de torpe pero siempre me levantaré y continuaré, aunque me queden secuelas de esas caídas...
¡como el presente moretón en mi rodilla!
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