Sentir la voz única y sincera que
invade cada célula, cada átomo del Universo.
Leer la señal invisible pero táctil...
estremeciendo hasta el Alma.
Nombrar, como un mantra de salvación,
cada sílaba de su nombre,
implorando un sosegamiento a la Pasión que,
obstinadamente, sigue consumiendo al Espíritu.
···
Marez